¿Crecerá AMLO?
Juego de espejos
Federico Berrueto
Andrés Manuel está dando muestra de habilidad política. La radicalización le costó mucho, pero le dio para sobrevivir y mantener una adhesión de creyentes después de la elección de 2006. Ahora transita hacia la moderación y a una postura de conciliación. Sin embargo, su punto de partida es totalmente diferente, también sus adversarios y el entorno del país...
A finales de septiembre pasado, las preferencias en las zonas urbanas del país, las de mayor volatilidad y cruciales para el desenlace de la elección presidencial, eran 44% Peña Nieto, 25% Josefina Vázquez Mota y 17% López Obrador. Al día de ayer, después de que se diera a conocer que AMLO es virtual candidato de las izquierdas, las preferencias eran 44% Peña Nieto, 24% Josefina Vázquez Mota y 22% López Obrador, un incremento de cinco puntos.
En EU existe el llamado conventional bounce (rebote de convención), referencia al incremento en las preferencias que tienen los candidatos presidenciales una vez que son nominados por las convenciones de sus partidos y que pasados los efectos regresan al nivel de partida, aunque hay casos en los que puede ser inicio de un ascenso en las adhesiones públicas. De alguna manera, lo que ocurre con AMLO es semejante, razón por la que los dos aspirantes del PRD decidieron madrugar en la definición de la candidatura presidencial. Falta por ver, pero hasta hoy las cosas le han resultado a AMLO.
De lo que puede apreciarse, hasta el momento AMLO no crece a costa de sus adversarios, sino de los electores indecisos o de los indiferentes. La candidatura de las izquierdas tiene un efecto positivo al impactar al electorado pasivo. Esto tiene implicaciones serias porque anticipa mayor participación electoral. En 2006 votaron 58.6% de los inscritos en la lista de electores, poco menos de 42 millones de sufragantes. Para 2012 votarían más de 50 millones.
Mayor participación significa que la elección se centrará en candidatos, lo que representan en el imaginario popular, por lo que las campañas mediáticas serán fundamentales. Menos participación le da mayor peso a las maquinarias territoriales partidistas, aunque en situación de empate, como ocurrió recientemente en Michoacán, la movilización en tierra el día de la elección puede significar la diferencia. De cualquier manera serán fundamentales los candidatos y no sólo los presidenciales, también los de las siete entidades que renovarán Ejecutivo local y otras siete con elección de ayuntamientos.
Para que AMLO entre de lleno a la competencia debe superar al segundo lugar. Un voto que sume de los de Josefina significa un doble sufragio. Esto es así, porque será fundamental quién pueda derrotar al que encabeza las preferencias. Una elección presidencial de tres contendientes parejos es poco probable, aunque existan tres opciones efectivas. Como ha ocurrido de 1988 a la fecha, la elección tiende a centrarse en dos candidatos. Para algunos el voto útil es una idiotez; sin embargo, es una realidad que ha castigado fuertemente al tercer lugar, como ocurrió con Clouthier en 1988, Cárdenas en 1994 y 2000, y Madrazo en 2006.
Para quien lleva delantera el mejor escenario es el empate de los opositores; para quien va en tercer sitio, su objetivo es superar al segundo y ganar la condición de principal opositor de quien va en primer sitio. Quien va en segundo lugar debe mantener, primero que nada, tal condición, un boleto de entrada obligado para la contienda real y el eventual triunfo electoral. En tal sentido es válida la preocupación de Vázquez Mota de activar la contienda dentro del PAN para ganar visibilidad y así mantener su ventaja no tanto sobre sus competidores en el PAN, sino frente al predecible crecimiento de AMLO. Lamentablemente, las reglas impiden que el PAN pueda actuar con flexibilidad y bien puede significar que en febrero inicien en tercer lugar, a pesar de la publicidad por la precampaña.
Quienes se oponen en el PRI a las alianzas pecan de soberbia y de ignorancia sobre lo que puede ser la elección. No advierten que la ventaja de su partido es circunstancial y que el escenario de una elección competida es probable, no obstante la ventaja de estos momentos en las encuestas. Ven con desdén al Panal y al Verde, y hacen señalamientos severos a Moreira por haber concertado la coalición con ellos. Llama la atención que el vocero más agresivo en el ataque al dirigente sea el ex candidato presidencial y ahora senador Francisco Labastida, derrotado por la alianza del PVEM con el PAN y un converso impugnador de la profesora Elba Esther Gordillo, de quien en 2000 fuera obsequioso defensor.
AMLO está dando muestra de habilidad política. La radicalización le costó mucho, pero le dio para sobrevivir y mantener una adhesión de creyentes después del desenlace de la elección de 2006. Ahora transita hacia la moderación y a una postura de conciliación. Mucho le sirve la actitud de Ebrard. Sin embargo, su punto de partida es totalmente diferente, también sus adversarios y el entorno del país. ¿De dónde crecerá AMLO?
Poiré en Segob. El hombre adecuado en el momento adecuado. Un acierto su nombramiento. Le distinguen prendas personales y profesionales necesarias para transitar con éxito el sinuoso camino adelante.
fberruetop@gmail.com
Efecto positivo. Noviembre de 2011. Foto: Sara Escobar
En EU existe el llamado conventional bounce (rebote de convención), referencia al incremento en las preferencias que tienen los candidatos presidenciales una vez que son nominados por las convenciones de sus partidos y que pasados los efectos regresan al nivel de partida, aunque hay casos en los que puede ser inicio de un ascenso en las adhesiones públicas. De alguna manera, lo que ocurre con AMLO es semejante, razón por la que los dos aspirantes del PRD decidieron madrugar en la definición de la candidatura presidencial. Falta por ver, pero hasta hoy las cosas le han resultado a AMLO.
De lo que puede apreciarse, hasta el momento AMLO no crece a costa de sus adversarios, sino de los electores indecisos o de los indiferentes. La candidatura de las izquierdas tiene un efecto positivo al impactar al electorado pasivo. Esto tiene implicaciones serias porque anticipa mayor participación electoral. En 2006 votaron 58.6% de los inscritos en la lista de electores, poco menos de 42 millones de sufragantes. Para 2012 votarían más de 50 millones.
Mayor participación significa que la elección se centrará en candidatos, lo que representan en el imaginario popular, por lo que las campañas mediáticas serán fundamentales. Menos participación le da mayor peso a las maquinarias territoriales partidistas, aunque en situación de empate, como ocurrió recientemente en Michoacán, la movilización en tierra el día de la elección puede significar la diferencia. De cualquier manera serán fundamentales los candidatos y no sólo los presidenciales, también los de las siete entidades que renovarán Ejecutivo local y otras siete con elección de ayuntamientos.
Para que AMLO entre de lleno a la competencia debe superar al segundo lugar. Un voto que sume de los de Josefina significa un doble sufragio. Esto es así, porque será fundamental quién pueda derrotar al que encabeza las preferencias. Una elección presidencial de tres contendientes parejos es poco probable, aunque existan tres opciones efectivas. Como ha ocurrido de 1988 a la fecha, la elección tiende a centrarse en dos candidatos. Para algunos el voto útil es una idiotez; sin embargo, es una realidad que ha castigado fuertemente al tercer lugar, como ocurrió con Clouthier en 1988, Cárdenas en 1994 y 2000, y Madrazo en 2006.
Para quien lleva delantera el mejor escenario es el empate de los opositores; para quien va en tercer sitio, su objetivo es superar al segundo y ganar la condición de principal opositor de quien va en primer sitio. Quien va en segundo lugar debe mantener, primero que nada, tal condición, un boleto de entrada obligado para la contienda real y el eventual triunfo electoral. En tal sentido es válida la preocupación de Vázquez Mota de activar la contienda dentro del PAN para ganar visibilidad y así mantener su ventaja no tanto sobre sus competidores en el PAN, sino frente al predecible crecimiento de AMLO. Lamentablemente, las reglas impiden que el PAN pueda actuar con flexibilidad y bien puede significar que en febrero inicien en tercer lugar, a pesar de la publicidad por la precampaña.
Quienes se oponen en el PRI a las alianzas pecan de soberbia y de ignorancia sobre lo que puede ser la elección. No advierten que la ventaja de su partido es circunstancial y que el escenario de una elección competida es probable, no obstante la ventaja de estos momentos en las encuestas. Ven con desdén al Panal y al Verde, y hacen señalamientos severos a Moreira por haber concertado la coalición con ellos. Llama la atención que el vocero más agresivo en el ataque al dirigente sea el ex candidato presidencial y ahora senador Francisco Labastida, derrotado por la alianza del PVEM con el PAN y un converso impugnador de la profesora Elba Esther Gordillo, de quien en 2000 fuera obsequioso defensor.
AMLO está dando muestra de habilidad política. La radicalización le costó mucho, pero le dio para sobrevivir y mantener una adhesión de creyentes después del desenlace de la elección de 2006. Ahora transita hacia la moderación y a una postura de conciliación. Mucho le sirve la actitud de Ebrard. Sin embargo, su punto de partida es totalmente diferente, también sus adversarios y el entorno del país. ¿De dónde crecerá AMLO?
Poiré en Segob. El hombre adecuado en el momento adecuado. Un acierto su nombramiento. Le distinguen prendas personales y profesionales necesarias para transitar con éxito el sinuoso camino adelante.
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