Perdimos a López Obrador
Ojo por ojo Álvaro Cueva
Ojo por ojo Álvaro Cueva
2011-11-20
AMLO dejó de ser la figura más crítica, ruda y combativa de todo México para
convertirse en una tierna palomita que se llena la boca hablando de amor, de
fraternidad y de perspectivas cristianas.
Ilustración: Mario Fuantos
Qué desafortunado el retorno de Andrés Manuel López Obrador a las aspiraciones presidenciales.
Primero, se le olvidó el supuesto fraude que le cometieron en 2006. Ahora resulta que sí cree en los comicios.
Por tanto, todo lo que dijo en aquel entonces, incluyendo sus bloqueos a la arteria más emblemática de la Ciudad de México, fue puro capricho, puro berrinche. Mal.
Segundo, no se acordó de su nombramiento como presidente legítimo.
Deje usted que en nuestro país no existe la reelección, si ahora pretende volver a las andadas, ¿de qué sirvió aquella escandalosa ceremonia? ¿Cuál fue la utilidad de todo ese circo?
Tercero, pasó por alto a la mafia, a Carlos Salinas de Gortari, a Televisa, al complot, al cerco informativo y a todas las cosas que se la pasó afirmando durante años.
¿Entonces no era cierto? ¿Entonces no existe ninguna mafia? ¿Entonces Televisa sí es muy bonita? ¿Jamás hubo complot? ¡Cómo!
¿Es una contradicción, un truco publicitario, un acto de oportunismo, una traición para la gente que sí le creyó? ¿Qué es esto?
El Peje es un personaje melodramático. Sin enemigos, no existe. Solito se aniquiló.
Su entrevista con Joaquín López-Dóriga, por ejemplo, ni siquiera fue una entrevista, fue un monólogo. Tuvo la oportunidad de fortalecerse, de crecer, y en lugar de eso, se derrumbó, terminó con el conflicto, se suicidó.
Cuarto, López Obrador dejó de ser la figura más crítica, más ruda y más combativa de todo México para convertirse en una tierna palomita que se llena la boca hablando de amor, de fraternidad y de perspectivas cristianas. ¡Lo perdimos!
¿De dónde le salió tanto amor? ¿Es amor de verdad o se trata de la más grande de las mentiras? ¿Sabrá Andrés Manuel lo que es el amor?
¿Cómo fue que su discurso se volvió tan diferente? ¿Se volvió loco, nosotros somos los que nos volvimos locos o de qué se trata?
En la más elemental dramaturgia, cuando un personaje sufre una transición de este tipo, es porque algo le pasó.
¿Qué le pasó a Andrés Manuel? ¿Quién se le murió? ¿Quién lo amenazó de muerte? ¿Quién lo está obligando a comportarse así? No es lógico. Esto no es él.
Y quinto, ¿en qué momento el Instituto Federal Electoral autorizó el inicio de las campañas presidenciales? Si lo que López Obrador se la ha pasado haciendo por todos lados no es una campaña, ¿entonces qué es?
Dicho en otras palabras, aquí se está violando una ley, aquí se está violando un acuerdo. ¿Éste es el tipo de candidatos que vamos a tener en las elecciones de 2012? ¿Éste es el tipo de personajes que nos van a gobernar?
Mire, esto es más delicado de lo que parece porque El Peje no va solo, ni siquiera va por un partido, se supone que va por todas las izquierdas unidas, y pues pobres izquierdas.
Me da entre vergüenza y lástima que mientras las izquierdas de otras partes del mundo van a la vanguardia en sus propuestas, el discurso de este señor se escuche tan viejo, tan acartonado.
Y no, no me preocupa lo que vaya a pasar si gana, me preocupa lo que va a pasar si pierde.
¿Otra vez nos vamos a aventar semanas de caos en la capital del país? ¿Una vez más volveremos a oír de mafias, fraudes, presidentes espurios y gobernantes legítimos? ¿Nos vamos a echar otros seis años de acusaciones, odios y complots?
Entre más veo y más oigo a López Obrador, más me convenzo de la grandeza de Marcelo Ebrard. Se supo hacer a un lado muy a tiempo.
Andrés Manuel pinta para ser candidato en 2012, en 2018, en 2024. Mientras tenga vida.
Dejó de ser una opción para transformarse en algo así como el eterno candidato, en un señor que ayer nos hablaba mal de Enrique Peña Nieto, que hoy nos habla de amor y que mañana seguramente nos hablará de la reencarnación, de los karmas y de vaya usted a saber de cuántas cosas más.
¿Qué pensaría Benito Juárez si lo viera? ¿Qué están pensando todas las personas que de manera honesta lo apoyaron, lo siguieron y lo defendieron en 2006? ¿Le volverán a creer?
A mí se me hace un retorno muy desafortunado, el principio del fin no sólo para él, no sólo para un partido, para la izquierda, para las izquierdas, y para todo lo que representan.
Es como si las elecciones de 2012 ya estuvieran definidas desde ahora, como si no fuera a hacer competencia, como si todo esto fuera irreal. ¿O usted qué opina?
¡Atrévase a opinar!
Ilustración: Mario Fuantos
Qué desafortunado el retorno de Andrés Manuel López Obrador a las aspiraciones presidenciales.
Primero, se le olvidó el supuesto fraude que le cometieron en 2006. Ahora resulta que sí cree en los comicios.
Por tanto, todo lo que dijo en aquel entonces, incluyendo sus bloqueos a la arteria más emblemática de la Ciudad de México, fue puro capricho, puro berrinche. Mal.
Segundo, no se acordó de su nombramiento como presidente legítimo.
Deje usted que en nuestro país no existe la reelección, si ahora pretende volver a las andadas, ¿de qué sirvió aquella escandalosa ceremonia? ¿Cuál fue la utilidad de todo ese circo?
Tercero, pasó por alto a la mafia, a Carlos Salinas de Gortari, a Televisa, al complot, al cerco informativo y a todas las cosas que se la pasó afirmando durante años.
¿Entonces no era cierto? ¿Entonces no existe ninguna mafia? ¿Entonces Televisa sí es muy bonita? ¿Jamás hubo complot? ¡Cómo!
¿Es una contradicción, un truco publicitario, un acto de oportunismo, una traición para la gente que sí le creyó? ¿Qué es esto?
El Peje es un personaje melodramático. Sin enemigos, no existe. Solito se aniquiló.
Su entrevista con Joaquín López-Dóriga, por ejemplo, ni siquiera fue una entrevista, fue un monólogo. Tuvo la oportunidad de fortalecerse, de crecer, y en lugar de eso, se derrumbó, terminó con el conflicto, se suicidó.
Cuarto, López Obrador dejó de ser la figura más crítica, más ruda y más combativa de todo México para convertirse en una tierna palomita que se llena la boca hablando de amor, de fraternidad y de perspectivas cristianas. ¡Lo perdimos!
¿De dónde le salió tanto amor? ¿Es amor de verdad o se trata de la más grande de las mentiras? ¿Sabrá Andrés Manuel lo que es el amor?
¿Cómo fue que su discurso se volvió tan diferente? ¿Se volvió loco, nosotros somos los que nos volvimos locos o de qué se trata?
En la más elemental dramaturgia, cuando un personaje sufre una transición de este tipo, es porque algo le pasó.
¿Qué le pasó a Andrés Manuel? ¿Quién se le murió? ¿Quién lo amenazó de muerte? ¿Quién lo está obligando a comportarse así? No es lógico. Esto no es él.
Y quinto, ¿en qué momento el Instituto Federal Electoral autorizó el inicio de las campañas presidenciales? Si lo que López Obrador se la ha pasado haciendo por todos lados no es una campaña, ¿entonces qué es?
Dicho en otras palabras, aquí se está violando una ley, aquí se está violando un acuerdo. ¿Éste es el tipo de candidatos que vamos a tener en las elecciones de 2012? ¿Éste es el tipo de personajes que nos van a gobernar?
Mire, esto es más delicado de lo que parece porque El Peje no va solo, ni siquiera va por un partido, se supone que va por todas las izquierdas unidas, y pues pobres izquierdas.
Me da entre vergüenza y lástima que mientras las izquierdas de otras partes del mundo van a la vanguardia en sus propuestas, el discurso de este señor se escuche tan viejo, tan acartonado.
Y no, no me preocupa lo que vaya a pasar si gana, me preocupa lo que va a pasar si pierde.
¿Otra vez nos vamos a aventar semanas de caos en la capital del país? ¿Una vez más volveremos a oír de mafias, fraudes, presidentes espurios y gobernantes legítimos? ¿Nos vamos a echar otros seis años de acusaciones, odios y complots?
Entre más veo y más oigo a López Obrador, más me convenzo de la grandeza de Marcelo Ebrard. Se supo hacer a un lado muy a tiempo.
Andrés Manuel pinta para ser candidato en 2012, en 2018, en 2024. Mientras tenga vida.
Dejó de ser una opción para transformarse en algo así como el eterno candidato, en un señor que ayer nos hablaba mal de Enrique Peña Nieto, que hoy nos habla de amor y que mañana seguramente nos hablará de la reencarnación, de los karmas y de vaya usted a saber de cuántas cosas más.
¿Qué pensaría Benito Juárez si lo viera? ¿Qué están pensando todas las personas que de manera honesta lo apoyaron, lo siguieron y lo defendieron en 2006? ¿Le volverán a creer?
A mí se me hace un retorno muy desafortunado, el principio del fin no sólo para él, no sólo para un partido, para la izquierda, para las izquierdas, y para todo lo que representan.
Es como si las elecciones de 2012 ya estuvieran definidas desde ahora, como si no fuera a hacer competencia, como si todo esto fuera irreal. ¿O usted qué opina?
¡Atrévase a opinar!