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sábado, 10 de septiembre de 2011

JVM Una pelea sin Nocaut


Una pelea sin nocaut

Calderón y el precandidato susurraban mientras transcurría la presentación de los mensajes de los funcionarios salientes y de sus relevos.

Ivonne Melgar
Ernesto Cordero no dejó dudas. Su precampaña para pelear la candidatura presidencial del PAN a 2012 será de continuidad y defensa de lo hecho por Felipe Calderón.

Desde Los Pinos, al participar en el anuncio de los ajustes electorales del gabinete, el ahora ex secretario de Hacienda remarcó que sus aspiraciones políticas son para preservar lo alcanzado en estos cinco años y que se siente muy orgulloso de haber “formado parte no solamente de su equipo, sino de todo un proyecto de nación”.

En lo que fue un virtual arranque de campaña —que debió posponer un mes de manera obligada por la compleja coyuntura económica mundial—, el delfín del calderonismo trazó en su mensaje de despedida el tono que tendrá el proselitismo centrado en ganar las voluntades de una militancia panista que, según las encuestas, tiene como favorita a Josefina Vázquez Mota y en segundo lugar a Santiago Creel, dejándole a Cordero un lejano tercer sitio.

“Emprendo un nuevo camino impulsado, no por un afán personal, sino por la voluntad de avanzar en un proyecto de país que nos permita mantener el rumbo”, anunció un Cordero visiblemente entusiasmado.

La cercanía afectiva, personal y política con quien ha sido su jefe desde hace una década era evidente. Calderón y el precandidato susurraban mientras transcurría la presentación de los mensajes de los funcionarios salientes y de sus relevos.

Y para subrayar la sintonía en ese tono de defensa de la continuidad que el ex secretario de Hacienda representa, el Presidente no sólo exaltó las diversas responsabilidades de su amigo en el curso de esta administración, sino que recordó que fue parte de lo que los calderonistas viven como una epopeya, la de haber llegado a Los Pinos, aún cuando ese propósito se buscó en medio del escepticismo de propios y extraños.

“La vocación de servicio del maestro Cordero, su enorme compromiso con la nación, fueron determinantes, por ejemplo, para que el proyecto de transformación de México, que emprendimos, por cierto, juntos desde hace más de una década, llegara a la Presidencia de la República”, ponderó el Presidente.

Calderón atribuyó a su delfín la formulación de las políticas públicas que se aplicaron en este sexenio. Y es que esa, su capacidad de diseñar estrategias de gobierno, será una de las principales cartas con las que Cordero pretende ganar terreno en los próximos dos meses.

“Buscaré alentar el debate público sobre los temas que verdaderamente importan”, adelantó el aspirante, optimista y confiado en que la bandera de la continuidad tiene futuro electoral.

Ambos hablaron de lealtad, término crucial en el estilo de gobernar de Calderón, quien siempre ha señalado que esa es la cualidad indispensable de sus cercanos.

El Presidente agradeció a Cordero haberle dado muestras de tenerla. Y el precandidato cerró su mensaje con un “le reitero mi lealtad, gratitud, respeto y admiración”.

Continuidad, defensa y lealtad son los activos con los que el también ex secretario de Desarrollo Social jugará en una contienda interna de Acción Nacional donde el voto de Calderón no es uno más.

Aunque Vázquez Mota y Creel declaren lo contrario, que la voluntad y las simpatías del Presidente distinguen al destinatario de las mismas, pero no determinarán la elección porque en su partido hay democracia, la ascendencia de Los Pinos en ese proceso contará.
Calderón no es Vicente Fox, quien tenía en Creel un delfín, pero nunca operó la maquinaria del PAN.

Por su historia personal, Calderón es un hombre de partido, lo dirigió y lo conmovió hace seis años al navegar a contracorriente y ganar la candidatura.

Hace dos meses tomó las riendas de la encerrona blanquiazul en la que se asumieron acciones para revertir el escenario de un PRI que, con Enrique Peña Nieto como abanderado, va adelantadísimo en todas las encuestas.

Calderón insistió entonces en la necesidad de pensar en un candidato externo y dejó en manos de su amigo y compadre, el senador coahuilense Guillermo Anaya, la estrategia electoral antipriista, por señalar dos ejemplos de la incidencia presidencial.

Y es en ese empuje del calderonismo al interior del PAN en el que Cordero confía.

De ahí deriva el optimismo del ex secretario de Hacienda, a pesar de encontrarse a 30, 32 y hasta 40 puntos de distancia de la precandidata puntera, según las tres encuestas que le han tomado el pulso a simpatizantes y afiliados panistas.

Las reglas de la contienda interna sin embargo están pendientes. Su definición será el primer round de una disputa en la que la apuesta de la continuidad ya tiene candidato.

De un lado, la confianza de Cordero en ganarse al aparato del PAN. Del otro, el entusiasmo de Josefina contagia por una ventaja que desde la lógica numérica parece inalcanzable.

La pelea comenzó y lo único seguro es que ninguno caerá en nocaut.



2011-09-10 00:00:00

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